Thursday, August 30, 2007

BIB AZAHAR 12

HIRIENTE


Hasta hoy comprendo lo tonta que he sido,
tan ciega y estúpida por haber creído,
por haber amado un sueño inalcanzable
pues para ti fui tan poquita cosa
que ya no me guardas ni compasión, ni lástima
Déjame, es inútil, no tiene remedio
déjame que quiero estar conmigo a solas
y respirar un poco por esta amarga herida
que tú has abierto con tu indiferencia,
con el silencio que prefieres mantener a distancia
¿Que ya no me quieres? eso lo sabía,
fui poca mujer para esa tu hombría,
aunque en el fondo de este desengaño
siempre supe que había otras en tu vida,
pero soy tan ilusa, que te espero todavía
A todas las amaste, pero al fin a ninguna,
te sientes tan hambriento de amor y de sexo
que no habrá nadie que encuentre conformarte,
yo sé que no soy nada, apenas una sombra,
una flor reseca entre tu harén de flores
que más pronto que nunca olvidarás un día.
Vete en paz ahora, ¿de qué sirve suplicarte?
Vete por Dios, ¡Vete cuanto antes!
no me hagas hablar, ¿no me ves hundida?
¿Que solo tengo palabras hirientes?
Que no son reproches, no te lo mereces,
qué le vas a hacer, así fuiste siempre,
me lo merezco yo por ser harto insistente,
y ni de dignidad me queda un solo resto
¿qué puedo decirte? se nos acabó el tiempo
Hoy me ves así, herida en mi amor propio,
mañana Dios dirá, seguro que te olvido,
pero ahora no hablemos, no quiero lastimarte
desde este corazón que tú despreciaste,
porque te confieso al final del camino
que este amor que siento se volvió despecho.
*
María José Acuña Beláustegui